¿Me amas más que todo? (Juan 21, 1-19)
El Evangelio de hoy nos relata la tercera aparición de Jesús resucitado a sus discípulos. Esta vez no se presenta en medio de ellos a puertas cerradas, sino al aire libre, a orillas del mar de Tiberíades. Tampoco están presentes todos los discípulos sino sólo siete de ellos.
Este evangelio tiene dos partes bien delimitadas: el reconocimiento de Jesús resucitado por parte de los apóstoles y misión encomendada a Pedro, después de su triple declaración de amor a Jesús. Actualmente en el lugar donde este episodio ocurrió se alza una capilla que tiene el nombre: “el primado de Pedro”.
“Voy a pescar”, dice Simón Pedro. Es la expresión de que él vuelve a su vida de antes. Él había dejado la barca y las redes para seguir a Jesús; y ¡ahora las retoma! Si lo hace Pedro, también lo hacen los demás apóstoles, particularmente los hijos de Zebedeo. Esa noche no pescaron nada.
Al amanecer “estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús”. Toda esta primera parte gira en torno al reconocimiento de Jesús. Después que, siguiendo la indicación de Jesús, pescaron gran cantidad de peces, de manera que no podían arrastrar la red, el discípulo amado dice a Pedro: “Es el Señor”. Se insiste: “Cuando Simón Pedro oyó ‘es el Señor’, … se lanzó al mar” para llegar donde él, mientras los demás arrastraban la red. La conclusión del episodio es esta: “Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres tú?’, pues sabían que era el Señor”.
En esta parte sobresale Simón Pedro. Él es el primero en la lista; él es el que propone volver a pescar; él es el que nada hacia Jesús; él saca la red a tierra para proveer de pescado ese desayuno con Jesús. Así se prepara la segunda parte sobre el primado de Pedro.
“Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: ‘Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?’”. Jesús lo pregunta tres veces y a cada respuesta afirmativa de Pedro, le agrega: “Apacienta mis corderos”. La conclusión de esta parte es el llamado renovado: “Sígueme”.
La mayoría de las versiones traducen la primera pregunta de Jesús como la hemos escrito: “¿Me amas más que éstos?”. El pronombre personal “éstos” estaría en el lugar de los demás apóstoles. Es una pregunta difícil de responder, tanto más que entre esos apóstoles estaba el discípulo amado. Con razón Pedro responde: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Pero no insiste en la comparación. Tampoco las otras dos preguntas de Jesús insisten en la comparación y dicen simplemente: “¿Me amas… me quieres?”.
En realidad, el pronombre plural griego en genitivo (como es el caso) tiene idéntica forma en el masculino y en el neutro. Por tanto, la pregunta podría traducirse también entendiendo el pronombre en neutro: “¿Me amas más que estas cosas?”, se entiende, “todas las cosas”. Jesús se estaría refiriendo a la barca, las redes, la pesca, y también “más que el padre, la madre, casa, hacienda y hasta la propia vida”. Jesús quiere escuchar de nuevo de Pedro su declaración: “Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo (también plural neutro) y te hemos seguido… Yo daré mi vida por ti” (Mc 10,28; Jn 13,37). Ahora es el momento de seguirlo en esa forma. Por eso Jesús le insinúa “con qué clase de muerte iba a glorificar a Dios”. Y le agrega: “Sígueme”. Este es el “sígueme” definitivo.
Felipe Bacarreza Rodriguez
Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile)