El Evangelio de este domingo se abre con la descripci\u00f3n del itinerario seguido por Jes\u00fas en el \u00fanico viaje que hace fuera de los confines de Israel durante su vida p\u00fablica. Entrado nuevamente en Galilea, \u201cle presentan un sordo que, adem\u00e1s, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre \u00e9l\u201d.\n<\/p>\n

El hecho est\u00e1 presentado de la manera m\u00e1s escueta posible: los actores que le presentan al sordo y le ruegan por \u00e9l est\u00e1n indeterminados; el enfermo es completamente pasivo y an\u00f3nimo; le ruegan a Jes\u00fas que le imponga la mano sin indicar para qu\u00e9. Se entiende que est\u00e1n pidiendo a Jes\u00fas que abra los o\u00eddos del sordo y le suelte la lengua. Un poco antes el Evangelio de Marcos nos dice que Jes\u00fas \u201ccur\u00f3 a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expuls\u00f3 muchos demonios\u201d (Mc 1,34) y que en su propio pueblo de Nazaret \u00abcur\u00f3 a algunos enfermos imponi\u00e9ndoles las manos\u00bb (Mc 6,5). Pero en este caso, a pesar del ruego, Jes\u00fas no le impone la mano, sino que hace otros gestos y palabras m\u00e1s elaborados. Nos preguntamos: \u00bfqu\u00e9 sentido tienen?\n<\/p>\n

\u201cApart\u00e1ndolo de la gente, a solas, Jes\u00fas le meti\u00f3 sus dedos en los o\u00eddos y con su saliva le toc\u00f3 la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: \u2018Effat\u00e1\u2019, que quiere decir: \u2018\u00a1\u00c1brete!\u2019\u201d. Entre todos estos gestos, tal vez, el m\u00e1s desconcertante es el gemido que Jes\u00fas emite. Con los gestos de meter sus dedos en los o\u00eddos del sordo y tocarle la lengua con su saliva Jes\u00fas expresa su identificaci\u00f3n con \u00e9l en esos males que padece. El evangelista San Mateo lo entiende bien cuando observa: \u201cPara que se cumpliera el or\u00e1culo del profeta Isa\u00edas: \u2018El tom\u00f3 sobre s\u00ed nuestras dolencias y carg\u00f3 con nuestras enfermedades\u2019\u201d (Mt 8,17). Jes\u00fas sana al enfermo cargando con su enfermedad. As\u00ed se explica el gemido de Jes\u00fas. Una vez que ha tomado sobre s\u00ed las dolencias del sordomudo ya puede liberarlo de ellas dici\u00e9ndole: \u00a1Abrete! \u201cSe abrieron sus o\u00eddos y, al instante, se solt\u00f3 la atadura de su lengua y hablaba correctamente\u201d.\n<\/p>\n

Ese gemido de Jes\u00fas es un anticipo de aquel gran grito que \u00e9l emiti\u00f3 en la cruz antes de morir: \u201cLanzando un fuerte grito, expir\u00f3\u201d (Mc 15,37). En este caso Jes\u00fas tom\u00f3 sobre s\u00ed el mayor de todos los males que aquejan al ser humano: la muerte. Sabemos que la muerte, las enfermedades, la violencia, el ego\u00edsmo y todos los males que el hombre sufre son consecuencia del pecado. Sufriendo en s\u00ed mismo las consecuencias del pecado, Jes\u00fas nos libera del pecado y de todas sus secuelas de muerte y destrucci\u00f3n. Esto es lo que expresa San Pablo cuando en forma muy sint\u00e9tica dice: \u201cA quien no conoci\u00f3 pecado, (Dios) lo hizo pecado por nosotros, para que vini\u00e9semos a ser justicia de Dios en \u00e9l\u201d (2Cor 5,21).\n<\/p>\n

Hoy d\u00eda sufren las consecuencias del pecado los enfermos, los ancianos, los indigentes, los ni\u00f1os sin hogar, los abortados como v\u00edctimas inocentes del placer ego\u00edsta. Por eso con todos ellos se identifica Jes\u00fas: \u201cCuanto hicisteis a uno de estos hermanos m\u00edos m\u00e1s peque\u00f1os, a m\u00ed me lo hicisteis\u201d (Mt 25,40.45).\n<\/p>\n

Felipe Bacarreza Rodriguez

Obispo de Santa Mar\u00eda de los \u00c1ngeles (Chile)<\/p><\/body><\/html>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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